2º Gesto Crisis 2009-2010

“La crisis, tiempo de esperanzas y alternativas”

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La Iglesia diocesana de Zaragoza más vinculada a la acción caritativa-social, ante la precariedad y pobreza, signos visibles de la crisis que afecta  a la sociedad actualmente, quiere organizar un “Gesto contra la crisis”.  Este “Gesto”, se concretará en la presentación de un documento que desde nuestra visión cristiana aporta soluciones y compromisos a esta crisis no solo económica, también de valores.

En este sentido, vamos a invitar a todos los cristianos y cristianas de la diócesis, así como a los ciudadanos en general a sumarse a esta iniciativa.

El “Gesto”, tomará cuerpo el día 14 de Mayo con varios actos donde se leerá un manifiesto y de donde saldrá la invitación a un compromiso solidario con los más necesitados.

Queremos:

Trabajar por una sociedad democrática y participativa, en la que la política esté al servicio del bien común, y la economía al de la satisfacción de las necesidades básicas de toda la humanidad.

Queremos denunciar y superar una economía que, bajo el mito del máximo crecimiento, como condición para crear empleo y salir de la crisis, no persiga el máximo beneficio de las grandes corporaciones, dando lugar a una de las peores formas de corrupción, el secuestro de la política por la economía, del interés común por los intereses particulares.  Nos parece urgente trabajar por una reforma social ineludible, así como por generar la mentalidad que la posibilite; esto es, iniciar un proceso de sanación de una sociedad gravemente enferma, y que ha de venir desde la participación popular, la solidaridad, la justicia, la libertad y la verdad.

Las medidas que se están adoptando y sus consecuencias:

Se nos pide que confiemos en los que tienen poder, que van a enderezar la economía y que no hay alternativa. Mientras, las medidas adoptadas obedecen a los intereses de los grandes grupos financieros y empresariales, haciendo recaer el peso de la crisis sobre los trabajadores y los sectores más desfavorecidos. Esto deja al descubierto las raíces profundas de la corrupción: el sometimiento de la política y del bien común, a los intereses económicos particulares de determinados grupos.

Las medidas adoptadas por los poderes públicos no responden a un empleo lúcido y sensato de los recursos, tal como la situación de paro y empobrecimiento reclama, y siguen sin atajar el despilfarro, los sueldos desorbitados, etc. manifestando una falta de “ética pública” y de “liderazgo moral” y que da lugar a una importante falta de confianza y de esperanza en la política y en sus líderes.

Las víctimas y sus aportaciones a la construcción de un futuro mejor:

Una crisis que provoca innumerables víctimas inocentes, que se manifiesta: en el incremento del hambre, especialmente en los países más pobres, y que ya superan los mil millones; en el paro, precariedad y pobreza, haciendo que en nuestro país más de 8 millones de trabajadores y trabajadoras que alternan contratos temporales con periodos de paro; especialmente inmigrantes,  jóvenes,  mujeres… también autónomos y trabajadores independientes. Constatamos, una vez más, que los pobres aparecen en muchos casos como resultado de la violación de la dignidad del trabajo, Junto a esas víctimas, buena parte de la sociedad vive la crisis como amenaza, como miedo a perder parte de su bienestar y seguridad.

En este contexto  descubrimos signos positivos de la presencia del Reino, como un incremento de la solidaridad  a través de diversas formas de compromiso y voluntariado, en las políticas de protección social; en la mayor sensibilidad hacia los problemas del Tercer Mundo, en el compromiso solidario de muchos jóvenes y, en el surgimiento de  formas de solidaridad y autoayuda entre las propias víctimas. Pero también antisignos, como la aparición de comportamientos insolidarios: el egoísmo grupal, la criminalización de comportamientos y problemas sociales vinculados con la pobreza (top manta, por ejemplo), formas de racismo etc.

Nosotros y nuestras esperanzas.

La crisis se ha convertido en ocasión para reflexionar sobre nuestro estilo de vida y nuestro compromiso en el mundo, y para repensar el talante comunitario necesario para anunciar el Reino de Dios hoy y aquí. En ese sentido tenemos que reconocer que: la crisis la hemos creado todos, aunque con diferentes responsabilidades; y que la solución no va a venir sólo de la economía. Su superación va a exigir sacrificios, y tenemos que plantearnos quién paga los costes, desde una conciencia social y moral. Por ello, es necesaria la participación de todos, aportando lo mejor de cada uno.

Para llevarlo a la práctica  propondremos un decálogo de medidas, y un gesto concreto.

CASA DE LA IGLESIA – SALÓN DE ACTOS

Día 14 de mayo a las 19,00 horas

Consultar materiales:


Promueven:

Delegaciones Diocesanas de Pastoral Juvenil, Pastoral Obrera, Pastoral Penitenciaria, Apostolado Seglar, Misiones,  Migraciones, Pastoral Universitaria, Cáritas, Manos Unidas, Consejo Diocesano de Acción Católica.