martes, 19 de marzo de 2013

Crónica de la vigilia del Gesto Diocesano


El pasado viernes 15 de marzo tuvimos la oportunidad de vivir la vigilia de oración organizada desde la comisión del V Gesto Diocesano Solidario (contra la crisis). Fue un espacio de oración y concienciación compartido por un gran número de gente que llenó la iglesia de San Miguel.
Desde la oscuridad que nos permitió ver la realidad, hasta la claridad de la decisión por actuar, y pasando por juzgar la realidad desde la luz del Evangelio, cada momento estuvo cargado de significado con el objetivo de mover los corazones hacia un nuevo mundo en el que nadie sufra la injusticia.

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“Rasgad vuestros corazones, no vuestras vestiduras”
Palabras que resuenan aún en nuestros oídos como una llamada a la auténtica caridad. Así dábamos comienzo a una hora en la que íbamos a reflexionar sobre la crisis que estamos viviendo, sobre nuestro papel en ella y sobre el camino que en esta Cuaresma estamos recorriendo.
Una presentación nos hacía ver las causas y consecuencias de esta crisis que a tantos y tanto está afectando. Siete jóvenes nos leyeron los testimonios de siete personas cuya vida ha cambiado por la crisis. Distintas realidades, diversas situaciones, pero con la misma raíz: la persona no es el centro de la sociedad sino el dinero, y así tarde o temprano los más desvalidos acaban pagando las consecuencias.

Juzgar

“¿Y quién es mi prójimo?”
Pregunta recogida en el evangelio de Lucas que recibe como respuesta por parte de Jesús la parábola del samaritano. Desde la primera vez que se escuchó, esta historia es un grito a la humanidad exhortándola a abandonar lo propio para buscar el bien del hermano. Prójimo es, según este fragmento, “el que usó de misericordia con él”. Seamos nosotros prójimos de los necesitados.
En un tiempo de interiorización fuimos oyendo ecos de lo que Jesús nos había dicho con la parábola que habíamos escuchado:
            “Lo principal de la caridad es el amor a los pobres y la misericordia y compasión con los semejantes” (San Gregorio)
            “Cumple la justicia y tendrás paz, a fin de que se besen la justicia y la paz. Si no amas la justicia, no tendrás paz, pues ambas se aman y abrazan, son amigas. Porque todos quieren la paz, pero pocos aman la justicia” (San Agustín)
            “Para todos ha sido creado el mundo que unos pocos ricos os esforzáis en defender para vosotros” (San Ambrosio)
            “La Iglesia lo ha vuelto a afirmar solemnemente en el último concilio: la persona humana es y debe ser el principio, el sujeto y el fin de todas las instituciones” (Octogesima adveniens 14)

Con estas palabras vibrando aún en nuestro interior fuimos testigos de cómo los jóvenes que antes nos habían traído los testimonios de las personas afectadas por la crisis acercaban ahora la cruz hasta el altar. Un vídeo nos ponía en canción del significado de este gesto y Santi Aparicio, que presidió la vigilia, le puso palabras:

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“Conocemos los rostros de los que sufren. Los vemos cada día y queremos ser como el samaritano: no podemos pasar de largo pues para nosotros son el propio Cristo.

La cruz, para los cristianos, es símbolo de sufrimiento y también de la presencia de Cristo; es muerte pero sobre todo es vida. Dios se implica y compromete por medio de nosotros. Esta noche reconoceremos las historias de las víctimas de la crisis y pondremos sus nombres a los pies de la cruz. Nos hacemos cargo de su sentimiento y los presentamos al Señor.

Somos cristianos: NO PASAMOS DE LARGO. Reconocemos en el que sufre a Jesús y actuamos, se lo presentamos a Dios en la cruz de la vida.”

Cada uno, haciendo revisión de las situaciones de pobreza que ve a su alrededor, escribió los nombres de las personas que viven en esas condiciones y que conoce en un post-it y los presentó ante el Señor. Un pequeño símbolo que muestra el compromiso personal de actuar en el mundo para hacerlo nuevo y justo.



Actuar

De nuevo, Santi habló a los corazones:
         
“Ojos abiertos, oídos atentos para dejarnos iluminar y con las manos tendidas para levantar. No nos quedamos en buenas intenciones: nuestro compromiso tiene que estar y está con los necesitados.”

Como signo de dicho compromiso entonamos todos unidos una oración escrita por Florentino Ulibarri, “En el reverso de la historia”, en la que confirmamos nuestro deseo de buscar, encontrar, ver, descubrir, acoger y abrazar a Dios en las familias desahuciadas, en los jóvenes sin futuro y sin esperanza y en tantas y tantas situaciones que necesitan de su presencia.

Finalizamos la vigilia haciéndonos conscientes de que el encuentro que buscamos ha de producirse en nuestra vida de cada día. En ella tendremos que proclamar con nuestro testimonio de solidaridad y amor que la cruz ha triunfado sobre la muerte y que el Reino de Dios está ya en medio de nosotros.
Antes de terminar, recibimos una invitación: la de participar en los actos que se realizarán el 10 de mayo a las 19’00 en el salón de actos de la Casa de la Iglesia. Comparten el espíritu de la vigilia y pretenden acercarnos a la realidad de las víctimas de la crisis, servir como signo de denuncia y proponer un compromiso concreto relacionado con estas situaciones. Tras agradecer a todos la asistencia, al equipo del Gesto Diocesano el trabajo realizado y al coro su maravillosa labor acompañando la vigilia, cada uno volvió a su realidad del día a día con el compromiso y la voluntad de hacer de este mundo un lugar de justicia, caridad y amor.


Nacho Millán

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