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Por cuarto año consecutivo, la Iglesia diocesana,
representada en sus Delegaciones y Movimientos de Pastoral social, ha
mostrado su solidaridad con las personas afectadas por la crisis
celebrando su IV GESTO DIOCESANO.
Este año el Gesto se ha centrado en los jóvenes, un
colectivo que sufre especialmente los efectos de la crisis actual: desempleo generalizado,
escasas ofertas de trabajo, desmotivación, desesperanza, etc.
En este curso se ha reflexionado en grupos y
comunidades parroquiales sobre la realidad que viven los jóvenes. Se ha
analizado la realidad actual desde su mirada, con ellos y junto a ellos. Las
propuestas y reivindicaciones que han ido surgiendo en los encuentros
preparatorios de estos meses han sido la base para elaborar las propuestas
en materia de política juvenil que la Iglesia de Zaragoza ha hecho públicas
en este IV Gesto.

La lectura del Manifiesto que recogía estas propuestas
clausuraba el segundo acto de este IV Gesto Diocesano que se celebró ayer
viernes, 11 de mayo, al que asistieron 150 personas. Tras la vigilia-oración de
la semana pasada, convocada para "orar por un futuro de esperanza";
el acto de ayer pretendía "reflejarnos en el espejo de los jóvenes".
El acto se celebró en el CMU Virgen del
Carmen y estuvo presentado por Trinidad Lacarra, voluntaria de
Pastoral Penitenciaria de la Diócesis de Zaragoza, y Carmen Saz, profesora del
Colegio "Ntra. Sra del Carmen y San José". Fueron alternando sus
intervenciones dando paso a tres testimonios de jóvenes con los que
se buscaba poner rostro al compromiso juvenil y ofrecer una mirada esperanzada
sobre este colectivo.
Intervino, en primer lugar, una pareja de jóvenes
misioneros laicos, Alex Segrelles y Teresa Narbona, contando su
experiencia como voluntarios durante dos años como profesores en el
colegio diocesano de la Diócesis de Bangassou, en la República Centroafricana.
En segundo lugar, Violeta Barba, militante de Juventud
Obrera Católica, expuso las principales características de la campaña
"Jóvenes y consumo", impulsada por la JOC en este año, y
compartió su testimonio con todos los asistentes.

Por último, María Gómez, voluntaria de la Delegación
de Pastoral Penitencia, trajo la voz de los jóvenes que están en prisión y
compartió su propia experiencia.
Tras estas tres intervenciones, Monseñor Ureña,
Arzobispo de Zaragoza, recogió el sentir del Gesto de este año, se congratuló
por los testimonios presentados y mostró su solidaridad con todos los
jóvenes.
Tras sus palabras, todos los participantes salieron a
la calle para concentrarse en la escalinata de la Parroquia
del Carmen y desplegar una pancarta con el lema "Transformar la
realidad construyendo dignidad", mostrando su compromiso con los jóvenes.
Javier Celaya, secretario general del Consejo
Diocesano de Acción Católica, y otra joven procedieron a la lectura del
Manifiesto que que se enviarán a los representantes políticos de nuestra
Comunidad.